Tercer Domingo después de Trinidad

Predicación de la Palabra

San Lucas 15.1-10– Congregación Emanuel – Ps. Isaac Machado

TRINIDAD III

“Cosas Perdidas y encontradas ”

En el nombre de Jesús. Amén.

 Cuando algo se pierde ¿Cuál es nuestra primera reacción? Nos preocupamos, empezamos a buscar por todos lados, y ciertamente, no nos vamos a quedar tranquilos hasta conseguirlo; y ¿Qué sucede después de que lo conseguimos? Sentimos un alivio, el alma nos vuelve al cuerpo.

Nuestro texto, aunque usa al principio objetos para describir una perdida, tiene su culminación con la parábola del Hijo Prodigo, donde se nos muestra como Dios sale a nuestro encuentro y nos hace entrar de nuevo en su casa. Pero ¿Por qué Jesús refiere estas tres grandes parábolas? Lucas nos dice: “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y escribas murmuraban diciendo: Este a los pecadores recibe y come con ellos” (Lc.15.1-2)

Que soberbia la de estos hombres al decir “a los pecadores recibe”, que si bien, es cierto, ellos no se consideran pecadores. Es por eso, que existen dos tipos de religiones:  La de la Ley y la del Evangelio.

La religión de la ley demanda nuestras obras, y pensamos que haciendo esto o aquello somos merecedores del perdón de Dios. Los Fariseos y los escribas interpretaban las escrituras legalistamente, y al hacerlo de esta manera, ponen listas que deben cumplir para poder ganar el cielo. Pero sabemos que el camino al cielo es diferente a lo que plantea la religión de la ley.

El concepto que tiene el mundo sobre el cristianismo es que son un montón de hipócritas que creen que son mejores por las obras que hacen. Esto es lo que la religión de la ley muestra, esto es lo que los fariseos y escribas mostraban, se sentían ofendidos porque Jesús compartía con los pecadores y hablaba con ellos sobre las verdades del reino. No esta bien para muchos que se creen “espirituales” juntarse con aquellos que son marginados, aquellos que según su criterio “no valen la pena”. La vida que se mide por las obras de la ley siempre va a rechazar al hombre que viene con necesidad porque parece poca cosa. 

Quizás 10 centavos o 50 centavos no son muy importantes para nuestra economía y si lo vemos tirado en el piso, no le vamos a prestar atención; pero me acuerdo que cuando era niño, el dinero que sobraba luego de la compra, siempre podía servir para comprar chicle, algún caramelo o algo que uno quisiera; aunque era poco, tenia valor. (Siempre lo poco, tiene mucho valor)

En cambio, en la religión de evangelio; es una llena de Gracia; es la religión que predicaban los profetas, los apóstoles, es la religión que esta en la Biblia, la religión de la verdadera iglesia, en donde se nos muestra a Jesús como el cordero de Dios que vino a quitar los pecados del mundo. Aquel Dios que vio nuestra miseria y vino a buscarnos; que vio que no podíamos hacer nada y Él lo hizo todo. Hoy Jesús viene a comer con pecadores regenerados por el Evangelio, pecadores que somos santos por la obra de Él en la Cruz.

Es por eso, que Jesús refiere estas tres parábolas, para mostrar el carácter de Dios y de la Iglesia; pero más aún, mostrar a aquellos que se sientan firmes en la fe ha que tengan mucho cuidado. Estas tres parábolas nos enseñan la diferencia entre las dos religiones.

Bajo la ley; el hombre va a querer hacer su obra, su voluntad, sin importar lo que Dios dice; porque piensa que es lo mejor… pero no se dan cuenta de que esta actitud hace que se tome un camino incorrecto y se pierdan en el camino del orgullo, de sus propias pretensiones y su propio razonamiento. Jesús toma el ejemplo de las ovejas para mostrar, no que son un animal poco inteligente, sino para mostrar la dependencia que tienen del Pastor. Mientras más se aleja del rebaño, más difícil le es volver, porque no sabe el camino. Tiene poco discernimiento y así le pasa a los que tratan de vivir una vida bajo la ley; no tienen un descernimiento espiritual. No comprenden la realidad del pecado, y hasta no se siente pecadores. De nada les valía a los fariseos y escribas ser tan educados en la ley, pero tan ignorantes con respecto a Dios.

El hombre se pierde solo, porque quiere ser independiente, quiere buscar sus propias aventuras, quiere ser amo y señor de su destino. Pero cuando ya han tocado fondo, la ley no va a consolarlos, la ley no va a tenderles la mano, la ley los va a dejar perdidos como la oveja y la moneda, la ley los va a despreciar como los supuestos amigos del hijo prodigo. Pero, aun, cuando tu estés bajo las pretensiones de la ley; el buen pastor no te deja solo; el buen pastor esta cerca.

El buen pastor te llama con la voz de su evangelio que tu has escuchado antes, y la reconoces. No vas a saber de donde ha salido, pero sabes que esta ahí. Y cuando más te sientas en la oscuridad, tu buen pastor esta cerca para tomarte de la mano, subirte a sus hombros y llevarte al redil junto con las demás ovejas de su rebaño.

Mientras la ley te separa del rebaño de Cristo, para que murmures contra Él, el evangelio, sin embargo, te atrae a la comunidad, al rebaño de Cristo. Cuando tu conciencia te haga reconocer “he pecado contra el cielo y contra ti y no merezco llamarme tu hijo”; es cuando el buen pastor te toma en sus hombros y te dice “Tus pecados han sido perdonados”; El arrepentimiento nos lleva a ver el puro evangelio de Cristo, nos lleva a ver que Él es quien nos busca, quien sale a nuestro encuentro, quien nos ha perdonado, quien ha hecho todo por nosotros.

Este evangelio de hoy es un evangelio lleno de gracia para cada uno de nosotros, que somos esos pecadores que se acercan a Cristo para recibir de Él el perdón

Cristo no solo es el cordero; él mismo ha dicho que es el Buen Pastor, y eso significa que Él sale a buscarnos cuando nos perdemos, nos lleva en sus hombros y nos cuida. Para los ojos de la razón, no es rentable abandonar 99 ovejas para ir a buscar solo 1, pero para ese pastor, TODAS SUS OVEJAS SON IMPORTANTES; para Dios, cada uno de nosotros somos importantes, y es por eso que Él se dio a si mismo para darnos perdón completo de nuestros pecados.

Cuando el evangelio resuena en nuestras vidas, sabemos que el pastor esta cerca, cuando el evangelio enciende la luz de la fe, sabemos que seremos encontrados por Cristo, cuando el evangelio nos muestra que en la casa de nuestro Padre, todos tienen comida y esta bien, nos guía en dirección a la casa de nuestro Padre para recibir de Él su gracia y su perdón.

Tú y yo, que nos habíamos perdido y que nos seguiremos perdiendo, debemos recordar esto. Dios nos ama, Dios nos busca, Dios nos ha comprado y tenemos muchísimo valor para Él. Cuando el enemigo te venga con palabras extrañas diciendo que no tienes valor para Dios, que Dios no se preocupa por ti; recuerda estas parábolas y ve como Dios, se subió su vestidura – que era deshonra en esa época- y salió corriendo a donde estabas, te abrazo y te vistió con su manto de justicia y su anillo de perdón.

Así como cuando Adán y Eva se escondieron de la presencia del Señor porque habían pecado, y estaban perdidos; así Dios mismo salió a su encuentro, y aunque hubo consecuencias por su desobediencia, Dios mostro la verdadera religión, el evangelio, a ellos, prometiendo un salvador que saldría a buscarlos, cubriéndolos con ropa duradera, que es la que recibimos nosotros en nuestro bautismo.

Hoy en el cielo hay gran alegría, en el rebaño en la tierra de Cristo también, porque nosotros que estábamos muertos en pecados, ahora estamos vivos en Cristo, y como hijos bautizados de Dios, pasaremos a disfrutar del banquete que nos ha preparado por gracia.

La ley deja afuera a aquellos que no quieren compartir la mesa con pecadores, el evangelio sale y dice: “Ven aquí, disfruta de lo que he preparado, y alégrate junto con los demás de que tu hermano que estaba muerto ahora vive”

Que alegría ser encontrados por Cristo y poder disfrutar de lo que Él ha hecho por nosotros, gracias a ese evangelio lleno de Gracia.

Por tanto, a ese único Dios y sabio Dios, sea toda la honra y gloria, ahora y siempre. Amén.

 

Categories SERMONES | Tags: | Posted on junio 22, 2021

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