Sermón del 4 de abril

Predicación de la Palabra

San Juan 20.1-18–Congregación Emanuel –Ps. Isaac Machado

Domingo de Resurrección

“Algo inesperado ocurre hoy”

¡Cristo ha Resucitado! ¡Ha resucitado en verdad, Aleluya! Amén.

 

Hoy estamos alegres ante la noticia de que nuestro Señor ha vencido a la muerte y se ha levantado victorioso. Y existen muchas noticias que nos agarran de sorpresa, y a veces es muy difícil saber cual sería nuestra reacción. ¿Cómo reaccionamos ante la noticia de ser padres? O ¿ante la noticia de un piso nuevo? O ¿un trabajo nuevo? O ¿una vocación nueva? ¿Cómo reaccionamos ante alguna noticia buena o mala? Solo sabemos como reaccionaríamos cuando estemos en esa situación.

Las mujeres se encontraron en una situación que no se esperaban; ellas no esperaban ver la tumba vacía; y el impacto de ver la piedra movida fue toda una sorpresa. Y quizás hoy pudiéramos decir: -que tonta es María, que tontos son los discípulos, que no pudieron creer en la resurrección. Pero es muy difícil para nosotros saber como hubiésemos reaccionado en su lugar. Porque es difícil cuando uno ha visto la muerte, poder escuchar palabras de vida; es difícil convencerse de que alguien vive cuando lo viste morir cruelmente.

Y eso es lo que ocurre aquí. Jesús tres veces anunció su muerte a los discípulos. No una vez, sino tres. Y junto con este anuncio, les dijo que resucitaría. Pero esas palabras de Jesús no son recordadas en estos momentos porque aun están en shock; aun les rodeaba pensamientos de muerte en vez de pensamientos de vida.

Y esto hace que se empiecen a sacar falsas conclusiones, en otros relatos, vemos la preocupación de los principales entre los judíos y esto hizo que se apostaran dos guardias romanos para proteger el sepulcro por si los discípulos iban de noche a robar el cuerpo. Pero no hizo falta que se robaran el cuerpo; porque Cristo, quien tiene el control de toda la obra de la redención, ya había dicho que al tercer día resucitaría de entre los muertos. Esto que ocurre no es algo inesperado.

¿Es fácil creer en estas palabras? –A simple vista pudiéramos decir que si; pero como seres humanos racionales, nos cuesta creer la resurrección de Jesús, que es algo que creemos por la fe; por lo que el E.S hace en nuestras vidas.

Siempre es fácil sacar rápidas conclusiones de eventos o situación es que uno no espera, y que estalla en nuestra cara. No les pasa que cuando alguien les dice, ¿Tenemos que hablar, miles de cosas se nos vienen a la cabeza? -¿Hice algo malo? ¿Me habrán descubierto? ¿Y ahora que hice? –La ansiedad es algo común en estos momentos, porque el pecado nos deja vulnerable, y de las peores frases que podemos escuchar es “TENEMOS QUE HABLAR DE ALGO”. Esto puede ser una sorpresa inesperada

Y la realidad de hoy es que es un día de buenas noticias; de noticias esperadas por cada uno de nosotros, pero también es un día en el que ha de ser predicada la cruz. Porque la cruz es la base y fundamento de nuestra predicación. No pude haber redención sin muerte. No puede haber tumba vacía sin cruz. No puede haber alegría sin sufrimiento. Y por eso, es importante saber que hoy vemos al Jesús de la cruz en la gloria de su resurrección.

Hoy vemos a Jesús en el huerto de la resurrección, con las heridas del árbol de la redención, mostrando esta doble realidad que tenemos cada uno de nosotros. Una primera realidad en que a veces nos cuesta ver a nuestro Señor tal y como es. A veces, en nuestro día a día, olvidamos las promesas de nuestro Dios y sucumbimos a la tristeza y la ansiedad que podemos tener. A veces, esas preocupaciones, nos lleva a descuidarnos a cada uno de nosotros, o a descuidar a nuestra familia, o descuidamos ese tiempo en pareja que podemos estar hablando de lo que Dios hace en medio de nosotros, a descuidar nuestro tiempo en la iglesia. Y esto nos puede sorprender de muy mala manera.

La gente hoy en día se ofende muy rápidamente, esta generación de cristal no quiere oír sobre la cruz y la muerte; pero no es porque la muerte sea ofensiva; porque cada día que prendemos la televisión y escuchamos el telediario, vemos la cifra de muertes y ya no nos afecta mucho, nos hemos vuelto un poco inmunes a esto. Lo que ofende es lo que Dios dice sobre la cruz y el propósito de la cruz. Lo que ofende al mundo es lo que se dice domingo a domingo sobre la cruz; que el cuerpo y la sangre de Cristo fueron dados y derramados para el perdón de los pecados. Esto es una sorpresa inesperada para el mundo.

Pero la gran realidad, como hijos redimidos, es que la cruz nos lleva a ver a nuestro buen pastor, que camina nuevamente en el Jardín para acercarse y hablar con el hombre. Lo que perdimos con Adán lo recuperamos con Cristo. Nuestro Señor, nos conoce y nos llama por nuestros nombres. Fíjate que al instante en que Jesús llamo a María por su nombre, ella lo reconoció, porque la oveja reconoce la voz de su Pastor. Así cada bautizado, es nombrado por Dios y reconocen la voz de su Pastor. Y esto es la mas grande de las sorpresas para cada uno de nosotros, que creemos en Dios.

La fe nos lleva a ver a nuestro Dios y alegrarnos en Él. Las primeras en creer esto, son las mujeres, luego Juan y el resto de los apóstoles. La iglesia; representada en estas mujeres, confiesa su fe y luego, el pastor predica sobre esta fe que es confesada al escuchar la palabra de Dios, al creerla y al decir AMÉN, creyendo en lo que se ha escuchado.

Es por eso, que hoy somos sorprendidos con los gritos de: CRISTO HA RESUCITADO; HA RESUCITADO EN VERDAD. Hoy la iglesia rompe el silencio del viernes santo y prorrumpe en el júbilo de la resurrección.

Porque así, como en una fría noche en los campos de Belén; el cielo se abrió de par en par y se escucho las buenas nuevas que sorprendió a los pastores, de que nos había nacido un salvador, y como señal encontrarían al niño envuelto en pañales; así hoy, la buena nueva es dada a nosotros por los ángeles, y nos llenan de alegría, porque nos dicen: ¿Por qué buscan entre los muertos al que esta vivo? La señal de la resurrección es la tumba vacía y los lienzos colocados en ella, mas el salvador no esta ahí.

Por que aquel que traspasó el vientre de la virgen, para nacer por nosotros, ha traspasado la piedra de la tumba y hoy traspasa los cielos, para estar presente en este altar donde recibiremos su cuerpo y sangre en, con y bajo el pan y el vino.

La resurrección es la más grande de las victorias que se han visto en la humanidad. El crucificado ha sido levantado de entre los muertos. El que padeció, hoy nos otorga su paz. El viernes escuchamos de la boca del profeta Isaías: Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; . (Is 53.10-11a) Tu Señor, hoy te ve y se alegra de haber muerto por ti; de haberte perdonado a ti. Y por eso, no apartamos la mirada de la sangrienta muerte de Jesús, porque después de que Jesús resucito de entre los muertos sigue señalando su cruz y apuntándonos a ella. Jesús muestra a sus apóstoles las heridas de su crucifixión en esa primera noche de Pascua. Se las muestra a Tomás luego, y ese mismo Señor que tiene las heridas en su cuerpo, esta sentado a la diestra del Dios Padre abogando por ti; diciéndole que esas marcas, son la marca de nuestra salvación.

Hoy es la Pascua, Hoy es el día de nuestro Señor, hoy celebramos y decimos si a la vida; a la vida ganada por Cristo, a la vida por la cual Cristo murió y resucito. La vida esta llena de dificultades, de dolor, de miedo, de desesperanza; de ansiedades, pero eso no hace que nos paralicemos, porque la vida es más que esto que estamos viviendo, la vida es un gozo constante en medio de los sufrimientos, porque sabemos que nos aguarda algo mucho mejor. Hoy vamos confiados al sacramento como si fuéramos a nuestra muerte y vamos a la muerte como si fuéramos al sacramente, porque sabemos que tenemos un Dios que nos da perdón; Un Dios que ha prometido que, si morimos el día de hoy, dormiremos con nuestros predecesores y luego seremos nuevamente levantados por la voz de nuestro Señor. Hoy confiamos en que nuestra vida aquí aguarda la vida eterna en los cielos ganada por Cristo Jesús.

Y la eternidad no es una noticia sorpresa, la eternidad es una noticia que se nos da a cada uno de nosotros cuando recibimos la cruz en nuestro bautismo y recibimos nuestro nombre que es anotado en el libro de la vida. Dios te llama; Dios te envía, Dios te cuida y quiere que sigamos predicando las buenas nuevas de la resurrección, quiere que sigamos viendo a Cristo en medio de nuestras dificultades, tristezas y dolor; y saber que la agonía y la muerte no duran para toda la vida y que pronto, estaremos de vuelta al lugar que pertenecemos, al lugar que Cristo ha ganado y sigue preparando para nosotros.

Hoy, venimos confiando en que todo lo que tenemos, lo tenemos gracias a Cristo, nuestro Señor, que vive y reina con el Padre y el E.S, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Categories SERMONES | Tags: | Posted on abril 6, 2021

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