Sermón del 21 de marzo

Predicación de la Palabra

San Juan 8.46-59 – Congregación Emanuel – Ps. Isaac Machado

Cuaresma V – Judica

“La verdad es vida”

 En el nombre de + Jesús. Amén.

Llega un punto en la vida de cada uno de nosotros en el que no podemos seguir escondiendo la realidad. Isaac a medida que iba subiendo a la cima del monte, sabía que el sacrificio sería él. Jesús a medida que dialogaba con los judíos sabía que iba a llegar el momento en que lo matarían.

La tensión entre el mundo y Jesús se ha intensificado; el pecado ha creado una gran distancia entre Dios y los hombres, y ya no hay marcha atrás, el hecho de agarrar piedras para matarlo es el gran indicio de esto. Ellos juzgan a Jesús con su razón y con sus leyes; más el que juzga en verdad, juzga con la verdad; y ¿Cuál es la verdad? – Y el mundo contesta diciendo: “No hay una verdad absoluta; la verdad es relativa, cada uno tiene su propia verdad”.

Los judíos juzgaban a Jesús en base a su propia verdad; sin darse cuenta de que ya Jesús les dijo ¿Cuál es la verdad?; la verdad es Él y aquel que guarda su palabra de verdad, jamás verá la muerte. Pero ¿Cómo es eso posible?; buscan encerrar a Jesús con sus propias palabras. Pero la realidad es que nadie puede conseguir pecado en él porque Él habla con la verdad, porque Él es la verdad.

Y esto es importante, porque a principio del Evangelio y en todo el evangelio de Juan nos mostrará la afirmación de J el Bautista: “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del Mundo”.

En la ley de Dios; el cordero para el sacrificio tenia que estar sin mancha y por lo que el testimonio de Jesús es importante y sin mentira. Él vino a quitar nuestros pecados porque es Dios. Él vino a mostrarnos la verdad, porque Él es la verdad; Él vino a darnos vida; porque solo Dios puede dar vida. Y también quitarla.

Pero el pecado nubla nuestro entendimiento; mientras Jesús habla de vida, el hombre habla de muerte y aprueba leyes a favor de esto. Mientras Jesús habla de su amor a nosotros al ser glorificado por el Padre; el hombre busca excusas para desacreditar a Dios.

Dios no miente, el hombre si. Y como no consiguen pecado en Jesús; tratan de desacreditar su enseña, tratan de mostrar que Jesús es un simple joven altivo que cree saber más que ellos; que tienen años siendo conocedores de la ley y enseñan abiertamente en el templo.

Jesús no es como estos predicadores. Jesús enseña con la verdad y esa verdad es la que necesitamos escuchar el día de hoy. Hoy no venimos aquí para pasar el tiempo; o para saludar al hermano, venimos para escuchar de Cristo, de la palabra de Dios; de la verdadera doctrina, que va siempre en contra de las corrientes del mundo.

Hoy la Iglesia, como Jesús en su momento, se ve inmiscuida en el debate de la vida; Jesús es vida, Jesús es la vida. Y no podemos quedarnos de brazos cruzados o con la boca cerrada cuando se quiere atentar con la vida humana. No podemos quedarnos callados cuando la palabra de Dios, en vez de ser guardada en nuestros corazones; es pisoteada por el mundo.

Así como fue incomodo para los judíos escuchar la verdad de que Jesús es el “YO SOY”; JAHWEH; Dios en medio de nosotros; así es incomodo para el mundo escuchar sobre la protección y la vida de mano de Dios; sobre como Jesús es Dios desde la eternidad y nos formó y creó todo con su aliento de vida.

Jesús puede decir que “EL ES” porque Jesús es Dios. Esto es tan cierto, como la afirmación que Jesús dice que Abraham se gozo en Jesús y vio su día.

Abraham vio al Cristo, pre-encarnado -antes de la encarnación- y se gozo en Él. Porque fue Jesús quien vino a él y le dio la promesa de un hijo; y su esposa se ríe y su hijo es llamado RISA – Isaac – por el gozo de la promesa; Abraham vio a Jesús en el Monte Moría; porque, aunque el hijo de la promesa – Isaac – sabia que seria sacrificado, como su Padre, creyeron que Dios lo levantaría de entre los muertos y fue Jesús quien pidió que se detuviera – protegiendo la vida de Isaac – pero también dando el sustituto para el Sacrificio; el cordero.

Jesús habla de vida, entregando su vida por nosotros; pero no será de la forma en la que los judíos querían en ese momento; sino que llegará en el momento indicado por el Padre, en donde mostrará la gloria de Jesús.

Porque la gloria de Dios se muestra en la Cruz; la gloria de Dios se muestra en el calvario, en el lugar de muerte; para que de donde vino la muerte, brote el gozo y la alegría de la Salvación.

Los que juzgan a Jesús; más adelante lo llevarán al calvario, y es por eso, que San Agustín dijo: “Un hombre huye de las piedras; pero ay de aquellos, de cuyos corazones de piedra, huye Dios”. Esta es la realidad del pecado y eso lo podemos ver en el mundo que celebra la muerte.

Por eso, este día; donde empezamos la Pasión de Cristo al calvario, el evangelio nos llama también al arrepentimiento; nos llama a reconocer que hemos dudado de nuestro Dios, que también hemos tomado piedras para arrogárselas a Dios cuando juzgamos a un hermano o cuando nos parece absurdo lo que la palabra de Dios nos dice.

Las palabras de Jesús son palabras de Vida y por eso Pedro, un par de versículos antes dice: “¿A quien iremos, tu tienes palabras de vida eterna?; es la palabra de Jesús las que nos llama y convence de la verdad.

Tenemos vida por causa de Jesús; y es irónico pero verdadero, que para tener esta vida; primero tenemos que morir ¿Cómo puede ser eso posible?; Si, tenemos que morir a nuestro pecado, al mundo, y al diablo y en ese momento somos levantados por Dios de entre los muertos y nos da vida en su nombre.

La verdad ofende; y las palabras de consuelo son las que más molestan al mundo. Pero la cruz y Cristo es ofensivo al mundo; el medio de nuestra salvación sigue siendo ofensivo para aquellos que no pueden ver en la Cruz la verdadera gloria de Dios. Jesús es el Hijo de la promesa que sube con la madera al monte, llevando nuestros pecados y muriendo por ellos.

Es en la cruz donde ahora llegamos a conocer al Padre y su amor; es en la cruz donde vemos la vida que brota de ella. Y gracias a la Cruz; gracias a que Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, hoy podemos hacer la señal de la cruz sobre nosotros, confiados en que nuestro Señor nos ha perdonado y que diariamente lo hace; ahora podemos escuchar su palabra y confiar que es Cristo quien nos habla, quien ha hablado desde la eternidad y para la eternidad, porque Él es nuestro Dios; ahora podemos acercarnos a su mesa y confiar que estamos recibiendo el cuerpo y sangre de Cristo.

Jesús es nuestro gran sustituto; aquel que entrega su vida por todos, aquel que sufre por todos, aquel que es despreciado por todos. Jesús es nuestro consuelo y es nuestro abogado ante el Juez; que no ve más mi pecado sino ve a Cristo y la Salvación que ha ganado para mi.

El gran “YO SOY” vino para darnos vida, vino para ser la verdad absoluta en nuestras vidas. Vino para ser la solución a la muerte. Muchos dicen: “Todo en esta vida tiene solución, menos la muerte” … Pero es en Cristo, donde encontramos también la solución a la muerte; y la muerte eterna.

Todo aquel que cree y guarda su palabra, nunca verá la muerte. Esta es una verdad tan grande, que hace que soltemos las piedras que hemos agarrado y vayamos corriendo a su altar, confiados en que no se oculta de nosotros, sino que se revela para darnos Perdón; VIDA ETERNA; y Salvación por medio de su Santa Cruz. Amén.

A ese único Dios y sabio Dios, que fue capaz de ir a la Cruz para limpiarnos de nuestros pecados y que ahora nos presentemos sin mancha delante de su trono, a ese único Dios, sea toda la honra y gloria; poder y autoridad, por los siglos de los siglos. Amén.