Sermón del 16 de agosto

Décimo Domingo después de Trinidad

16 de agosto, A+D 2020

¿Hoy?  ¡Sí, hoy!

 https://youtu.be/xRQ3eOH3kdw

 

 

!Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz!

No es que el Diablo quiera persuadirnos que no importa tener una buena relación con Dios.  Él sabe que esta mentira no tiene mucha credibilidad.  Aun hoy, cuando el prestigio del cristianismo es cada vez más bajo entre los élites de la cultura, todavía en el corazón de la gran mayoría de la gente queda la convicción que necesitamos tener un amigo en Dios.  No, el Diablo sabe mejor que esto; es más sutil.  No niega la importancia de arreglar tu relación con Dios.  Pero, mañana.

“No hay prisa,” dice el malvado. “Por supuesto es importante, pero tú puedes dejarlo a otro día, cuando tengas las cosas de tu vida mejor organizada, entonces puedas hacer lo necesario para tener una buena relación con Dios, tranquilamente.”  “No te preocupes,” susurra el enemigo, “mañana.”  “Déjalo para mañana, y el Señor entenderá.”

Es verdad, el Señor entiende.  Entiende muy bien esta mentira de Satanás y cuan agradable es a nuestros oídos.  Y por ende hoy el Espíritu Santo nos ha provisto lecturas para dispersar y corregir esta mentira, de verdad, las dos mentiras más feas que quiere proclamar Satanás.

Primeramente, el Diablo quiere persuadirnos que hoy no sea el día, y segundo, que nosotros podamos hacer lo necesario para arreglar nuestra relación con Dios.

Hoy es el día.  Siempre es el día en lo cual debemos tener paz con Dios.  Cada día.  El día que Jesús lloró por Jerusalén, en el Domingo de Ramos original; y el día de tu nacimiento; y hoy en día, en medio de la locura de agosto, 2020.  Fuimos creados para vivir cada día, cada momento, en comunión santa e íntima con el Señor.  Vivir en una alegre y constante dependencia de Dios es el plan divino para el ser humano.  Esto es la única manera duradera de vivir, porque el Señor Dios es la única fuente de vida.

Cuando nos rebelamos contra nuestro Padre celestial en el jardín, el día que nos declaramos independientes del Todopoderoso, nuestra muerte y castigo fueron garantizados.  Espiritualmente, Adán y Eva murieron en el momento de comer.

Se separaron de su íntima comunión con Dios, y su muerte física venía.  Solamente por el amor y gracia de Dios fue pospuesto nuestra destrucción eterna, porque Dios todavía nos amaba, a pesar de nuestra rebeldía.  Además, ya tenía su plan de salvarnos.

El Señor dio al serpiente la promesa de un Salvador, y luego anunció la maldiciones de la vida humana, que iban a servir como recordatorios diarios de nuestra necesidad constante para este Salvador prometido, él que iba a pisar la cabeza del Diablo.  Cada día después, hasta hoy, el Señor nos llama a confiar en esta Promesa.

Confiar en esta Promesa es la mejor manera de aguantar las dificultades de vida en este mundo plagado por el pecado, y es la única manera de tener paz con Dios.  Solo viviendo de la Promesa del Salvador, ya consumado y revelado en Cristo Jesús, solo viviendo así podemos decir con San Pablo que “el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.”  Porque viviendo en esta fe, nada puede separarnos del amor de Dios.

Hoy es el día de las cosas de nuestra Paz.  No importa si pensamos en la vida terrenal, espiritual, o eternal.  Hoy es el día en que debemos saber lo que es necesario para nuestra paz.  Vivir de una manera diferente es continuar en la rebeldía original de nuestra raza humana.  El enemigo nos tienta pensar que la vida según el plan del Señor sea una vida fastidiosa y sin gozo.  Pero la verdad es que la vida cristiana es la vida de amor, la vida de alegría verdadera, sin vergüenza, sin culpa, sin lágrimas.  La perfección de esta vida queda en el futuro, es verdad, pero también hoy en día es la mejor vida, aun con las lágrimas y fallos que sufrimos por el pecado.  El vivir en Cristo es la vida real y alegre.  No dejéis que nadie os diga otra cosa.

La primera mentira es que tener paz con Dios es algo que pueda esperar para otro día, “mañana.”  La segunda mentira que el Espíritu Santo quiere revelar y corregir es la idea que nosotros podemos hacer las cosas que son para nuestra paz.

Recordemos que Jesús lloró sobre Jerusalén y oró que ella conociera las cosas de su paz en el domingo antes del Viernes Santo.  El Hijo de Dios estaba entrando en su gran obra, finalmente pisaría sobre la cabeza del serpiente y así liberar todos los hijos de Adán y Eva de su esclavitud.  Este contexto debería ayudarnos recordar que el logro de nuestra paz con Dios no es dentro de nuestro poder.  La solución sólo puede venir de Dios, vino cuando Jesús aceptó y sufrió nuestro castigo y nuestra muerte.  Recibimos esta victoria, esta paz, cuando creemos y confiamos que esta victoria fue logrado para nosotros.  Jesús y su Cruz y Resurrección son las cosas que nos ganó paz con Dios.  Y siempre las recibimos por la fe.

Satanás suele intentar aprovecharse de nuestra pereza, (Tranquilo, podemos esperar hasta mañana), y luego de nuestro orgullo, (y entonces tu podrás hacer lo necesario para agradar al Señor).  Cuando pensamos en la salvación, naturalmente pensamos que debemos y podemos hacer algo para contribuir a la buena relación que necesitamos con Dios.  Si no fuera así, estuviéramos completamente dependientes de la bondad de Dios.

Y así es.  Somos totalmente dependientes.  La Paz con Dios siempre es un don recibido; viene por la fe, no por causa de nuestras obras.  Como dice San Pablo a los Romanos en capítulo 3:  Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, …22 es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; 23 por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.

Y hoy, hablando de su propio pueblo, la nación de Israel, Pablo añade:  ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31 mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.  32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, 33 como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado.

Satanás quiere persuadirnos que la salvación viene, al menos en parte, por nuestras obras.  Pensar esto es precisamente tropezar en la piedra de tropiezo, la cual es Cristo Jesús crucificado para redimir los pecadores.  Si pudiéramos ganar paz con Dios por nuestras obras, entonces el Hijo de Dios habría muerto sin necesidad.  Pero no es así.  La realidad difícil para nuestro orgullo es que no tenemos nada para ofrecer a Dios que pudiera contribuir a la salvación.

Pero, no te preocupes.  No mañana, pero hoy, Dios otra vez te da buenas nuevas: el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree…  Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro… Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

La pandemia del Covid19 nos recuerda, con más fuerza de la que estamos acostumbrados, que la muerte física está más cercana que solemos pensar.  Oremos a Dios que nosotros, y muchos más, estemos convencidos que hoy es el día.  Porque hoy, Cristo viene a nosotros con su justicia, su gracia, su perdón.  Hoy.  Ahora.

Y mañana, cuando, por reconocer de nuevo tu pecado, te percates que hayas malgastado otro día, entonces, será de nuevo el día de tu paz.  Porque Cristo Jesús hace cada día nuevo, con su sangre limpiadora y sanadora.  Jesús está siempre dispuesto de oír tu arrepentimiento de nuevo, y quitar de ti tus pecados, y hacerte agradable a su Padre otra vez.  Esto no es una invitación a pecar.  Pero el amor de Cristo es tan fuerte.  A Él le encanta perdonar el pecador honestamente arrepentido, para así guardarnos dentro de su rebaño.

Nos reunimos para oír, recibir y celebrar estas verdades, las cosas que son de nuestra paz.  Reunirse en persona o no todavía durante la pandemia queda una decisión muy difícil.  Todos queremos estar juntos, y no es posible celebrar la Santa Cena a distancia.  Al mismo tiempo, por diferentes niveles de vulnerabilidad, por diferentes circunstancias, y por toda la duda con que vivimos hoy en día, es entendible que otros todavía decidan no venir en persona.  Y esto está bien.  No somos cristianos y hermanos por enfrentar riesgos, ni por guardar cauteloso.  Somos cristianos solo por la gracia de Cristo, quien ha tratado a cada uno de nosotros con una gracia inmerecida, compartiendo con nosotros el amor divino y la vida eterna que nunca pudiéramos merecer.  Por ende, sigamos tratando los unos a los otros en esta misma gracia, confiando que Él que se encarnó y sufrió la Cruz para darnos Paz con Dios puede cuidarnos también hoy.

Hoy es el día.  Cristo está con nosotros, y con él, también vienen el Espíritu y el Padre eterno.  Entonces hoy tenemos Paz, la Paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, y que guardará vuestros corazones y vuestras mentes, en Cristo Jesús, hasta la vida eterna, Amén.  

Categories SERMONES | Tags: | Posted on agosto 18, 2020

Social Networks: RSS Facebook Twitter Google del.icio.us Stumble Upon Digg Reddit

Responder

close window

Service Times & Directions

Weekend Masses in English

Saturday Morning: 8:00 am

Saturday Vigil: 4:30 pm

Sunday: 7:30 am, 9:00 am, 10:45 am,
12:30 pm, 5:30 pm

Weekend Masses In Español

Saturday Vigil: 6:15pm

Sunday: 9:00am, 7:15pm

Weekday Morning Masses

Monday, Tuesday, Thursday & Friday: 8:30 am

map
6654 Main Street
Wonderland, AK 45202
(513) 555-7856