Rev. Alisson Jonathan Henn[1]
¿Quieres hacer buenas obras? Sigue el Cuarto Mandamiento.
Lutero enseña en su catecismo que la mayor obra que podemos hacer, después de seguir el primer mandamiento, es obedecer y honrar a nuestros padres y superiores. El mandamiento dice: «Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida se alargue en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy».
¿Por qué dice Lutero que seguir este mandamiento es hacer una buena obra? Cuando Dios creó a la humanidad, también estableció una estructura para gobernar la vida en común. En Génesis, primero se creó al hombre (varón) y se le dio el liderazgo. Luego creó a la mujer, una compañera adecuada, igual en valor humano al hombre, pero que debe aceptar el liderazgo de su esposo (Efesios 5:22; Colosenses 3:18). De la unión entre un hombre y una mujer nacen los hijos.
A través del regalo de tener a mi padre y a mi madre, Dios me ha dado la vida. Él los ha puesto a ellos y a todas las autoridades temporales sobre mí para mi bien y el beneficio de mi prójimo. Dios ha distinguido el estado paterno y materno de una manera especial, colocándolo por encima de todos los estados que están por debajo de Dios. Nuestro Señor separa y señala al padre y a la madre por encima de todas las demás personas en la tierra y los pone a su lado, como enseña Lutero en su catecismo.
Dios ha puesto al padre y a la madre por encima de todas las demás cosas que están por debajo de Él, por eso, no nos pide simplemente que amemos a nuestros padres; Él ordena que sean honrados. Honrar significa tenerlos como lo más importante después de Dios. Los padres son los representantes de Dios aquí en la tierra. Honrar y obedecer a nuestros padres es la mejor obra que podemos hacer, porque Dios ha unido a ella una promesa amorosa: que nuestros días serán largos en la tierra donde habitamos.
El mandamiento no solo habla de padres, sino también de superiores. Nuestros superiores son todos aquellos que están por encima de nosotros, ya sea en el hogar, en la escuela, en el Estado o en la Iglesia. Son personas que Dios ha puesto por encima de nosotros para nuestro bien. Necesitamos honrarlos, obedecerlos, servirlos y amarlos.
“Aprendamos, pues, por Dios, que los jóvenes, dejando de fijar los ojos en otras cosas, deben ante todo prestar atención a este mandamiento, si quieren servir a Dios con verdaderas buenas obras, es decir, hacer lo que agrada al padre y a la madre, o a aquellos a quienes, en lugar de a sus padres, están sujetos. Que otros vengan y se jacten de sus muchas, grandes, amargas y difíciles obras. Entonces veremos si pueden presentar una sola obra que sea más grande y más noble que la obediencia al padre y a la madre. A esta obediencia se le asignó, por mandato de Dios, el lugar inmediatamente por debajo de la obediencia a su propia majestad. Así, pues, si la palabra y la voluntad de Dios siguen su curso y se observan, nada más debe valer más que la voluntad y la palabra de los padres, con tal de que esta obediencia a los padres esté subordinada a la obediencia a Dios, y no vaya en contra de los mandamientos precedentes.”

Sin embargo, debemos recordar dos textos bíblicos. El primer texto es Hechos 5:29: «Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres». Nuestros padres y superiores deben seguir los mandamientos de Dios, se no, seguimos la Escritura Sagrada. El segundo texto es la promesa que tenemos cuando seguimos este mandamiento: «Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra» (Efesios 6:2-3).
¿Quieres hacer buenas obras? Obedece el cuarto mandamiento. Sin embargo, recuerda que nuestra salvación no se obtiene mediante buenas obras; somos salvos exclusivamente por la fe en Jesucristo y por Su obra en la cruz. Nuestras acciones aquí en la tierra son solo un reflejo de nuestra fe en Jesús, para que las personas puedan ver nuestra fe y, a través de nuestras acciones, conocer el amor de Dios por nosotros, es decir, conocer la salvación que tenemos gratuitamente en Cristo Jesús. Alabado sea Dios por saber de nuestra salvación y tener la oportunidad de realizar buenas obras.
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[1] Licenciado en Teología por la Universidad Luterana de Brasil (ULBRA), 2014, Canoas, RS. Postgrado en Teología y Pastoral de la ULBRA (2016). Estudiante de maestría en el Seminario Concordia. Pastor de la IELB (Iglesia Evangélica Luterana do Brasil) y Misionero Alianza en Madrid, España.