Sermón del 6 de diciembre

Predicación de la Palabra

San Lucas 21.25-36 – Congregación Emanuel – Ps. Isaac Machado

Adviento II

“Cristo, nuestra Señal”

 En el nombre de + Jesús. Amén.

“El invierno se acerca”, una famosa frase – acuñada por el autor de la saga de Libros Juego de Tronos; George R Martin. Y que en este momento es muy evidente, el invierno se acerca, ¿y como lo sabemos? Bueno, el solsticio de invierno nos marca el inicio de esta temporada, pero también la naturaleza nos va dando señales.

Mira los árboles como están quedado sin hojas, las temperaturas bajando y bajando, la gente ya usando ropa de invierno y en especial, la temporada de navidad, el encendido de las luces y algunos olores de comidas nos indica que el invierno esta a la vuelta de la esquina. Es tiempo para empezar a hacer chocolate caliente, comer churros, prender la calefacción y mantenernos bien abrigados.

Todas las señales que nos indican que “el invierno se acerca”, y al igual que con cada cambio de temporada, se pueden ver clara las señales; lo mismo sucede con respecto al fin del mundo y el discurso de nuestro Señor el día de hoy.

Adviento es un tiempo de espera, es un tiempo en donde aguardamos la venida de nuestro Señor y clamamos para que venga ya. No pedimos las señales extraordinarias porque sabemos que la gran señal está en la Cruz, pero las señales antes del fin están presentes para indicarnos las cosas que están por venir.

No es nuevo que el mundo afronte crisis económicas, sociales y sanitarias. Años atrás, en la década que estamos dejando atrás, España se vio sumida en una gran crisis económica. Aproximadamente 100 años atrás el mundo se vio afectado con la fiebre española. Señal tras señal les indica a las generaciones perversas que el fin esta cerca.

Pero ¿Cuál es la actitud que tomamos ante esto? – El mundo se asusta con respecto al fin, quizás tú te asustas por hablar de estas cosas -pastor, mejor hablemos de algo más bonito, el nacimiento de Jesús, no del fin del mundo – pero esto es una realidad, y Cristo quiere que estemos preparados.

Así como todo el pueblo de Egipto, junto con el faraón, se estremecieron cuando vieron las señales que precedían la redención de Israel, así el mundo hoy en día se estremece, tiene miedo a las señales que preceden nuestra completa redención ve esto como un castigo por no haber sido cuidadosos con la creación.

Cuando Dios ponga fin a esta creación, traerá terror a aquellos cuyos corazones estaban fijos en las cosas del mundo. Estos hombres verán como el dios al que adoraban es reducido a nada por el Dios que despreciaron – esto es lo que causara el terror y que ahora también invade los corazones de aquellos que solo ven lo terrenal.

A Dios no se puede ver así. Si quieres ver a Dios y conocer a Dios y recibir los dones eternos que solo Dios puede darte, debes buscar en el pesebre. El que yacía en el pesebre hizo el mundo. El pequeño bebé que dependía de la leche de su madre es el Creador y Sustentador del universo. Él es nuestro Dios. Él es nuestro Salvador. Él es nuestro juez. Aquel que asumió la naturaleza, es aquel ante quien toda la humanidad será juzgada.

Por eso nos advierte y nos dice que no carguemos nuestros corazones con los placeres del mundo. Quizás los placeres de este mundo sean “buenos”, puede que se disfruten por cierto tiempo, pero son una mentira, son un engaño para alejarnos de lo eterno con nuestro Señor. No pongas tu confianza en esas cosas porque son pasajeras. Puede que parezca que sufrir por causa de Cristo no es agradable, pero como dice el apóstol Pablo, nada se compara al gozo eterno con nuestro Señor.

Mientras el mundo quiere vivir la vida loca, y se entrega a los placeres porque “solo se vive una vez”, el cristiano espera y aguarda el cielo, confiando en las promesas de Dios.

Por eso, Jesús hoy nos enseña no solo ha observar las cosas que preceden al fin, sino que nos llama a orar por el reino de Dios, para que el reino de Dios se haga presente en medio de nosotros, y cuando oramos eso, nuestra actitud cambia, nuestros corazones cambian, porque cuando el reino de Dios se hace presente en medio de nosotros, Dios esta caminando con nosotros en esta vida llena de pecado para ayudarnos a vivir en santidad y justicia, que aun no son perfectas, pero por eso, cuando te arrepientes de tus pecados, el reino de los cielos se abre para ti.

Estas palabras de Cristo nos llaman a la fe y la fe al arrepentimiento. Por eso, es tan importante que vivamos el Adviento como verdaderos cristianos, sabiendo que nuestra vida se basa en clamar a Dios por su perdón y su salvación. No entregándonos a los placeres de la carne como lo hace el mundo, que ya no espera a Cristo y que las navidades se han convertido en un evento social y por eso esta la campaña de “salvemos la navidad del Covid” cuando en realidad, la verdadera navidad es Cristo, el verdadero adviento es esperar en Él.

Su reino viene a ti el día de hoy, el rey que entro triunfal a la Jerusalén de tu corazón, y que entra triunfal en cuerpo y sangre para darte su perdón; entrara así el día de su venida, y los verdaderos cristianos cantaran de alegría, a diferencia de los incrédulos que se lamentaran por despreciar la señal de Dios.

Tu redención está cerca -dice Jesús-. Fue ganada en la cruz de Cristo, y esa redención se te es dada el día de hoy por medio del perdón de tus pecados, por medio de su cena, pero aún esperamos la consumación de los tiempos.

La tensión escatológica la vivimos muy claramente en estos días, el fin del mundo es una realidad, lo estamos viviendo hoy, ahorita, donde el cielo se une a la tierra para celebrar al Cordero. Pero aun nos falta que venga a llevarnos a su reino eterno, y cuando venga de nuevo, nuestra redención estar completa.

Hoy vivimos en esperanza y con la paz de Dios por los dones de nuestro Señor y por la espera gloriosa para darnos todo lo que gano en la cruz.

El mundo será destruido, pero su palabra permanecerá para siempre. Que gran consuelo es esto para nosotros, porque si es así, entonces sus promesas también permanecerán para siempre.

Somos la Sion que espera en nuestro Señor. Somos la Sion que descansa en Cristo Jesús, somos la Sion que sabe que el día se acerca y nos preparamos para ello.

Así como el invierno se acerca y nos preparamos para él, así el fin esta cerca, y nos preparamos en fe, meditando en la palabra de Dios, recordando nuestro Bautismo diariamente, como prenda de nuestra redención y acercándonos a su mesa para recibir sus dones y perdón.

No desesperes, Hija de Sion, el invierno pasará y dará paso a la primavera, y esa es nuestra esperanza, este invierno pasará y dará paso a los primeros frutos de la primavera junto con nuestro Dios en los cielos.

Pero mientras estamos a la espera, mientras el invierno se acerca que tu clamor durante todo este tiempo sea:

Maranatha, ven Señor Jesús, ven pronto. Amén.

Categories SERMONES | Tags: | Posted on diciembre 7, 2020

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