Sermón del 25 de octubre

Predicación de la Palabra

San Juan 8.31-36 – Congregación Emanuel – Ps. Isaac Machado

Fiesta de la Reforma

“Permanecer en Cristo”

En el nombre de + Jesús. Amén.

              Hoy estamos celebrando la gran fiesta de la Reforma, y si miramos a nuestro alrededor pareciera que no hay nada para celebrar, falta miembros en nuestra iglesia, nos sentimos mal, angustiados, preocupados porque estamos confinados. Pudiéramos pensar “en otros años, la celebración de la reforma ha sido mucho mejor”; pero celebrar la reforma no se trata de tener una gran comida luego del Culto, o tener un montón de regalos con la rosa de Lutero para exhibirlos luego; o tener tan llena la iglesia que no habría espacio para sentarse. Todas estas cosas son buenas, pero no es el centro de nuestra celebración.

La iglesia de Cristo ha sido asediada por el enemigo, como escuchamos en el himno del día “un solo fundamento”. El marco de la reforma no fue en una gran celebración de victoria de Lutero con el Emperador Carlos V, no, fue en un contexto de persecución y sentencia de muerte. Y este año, al igual que todos los demás años, Satanás ha tratado de socavar y destruir nuestra fe, pero ahorita lo vemos con más claridad Confinándonos, separándonos de la comunidad de hermanos de la fe, separándonos del altar de Dios y de sus medios de gracia. Pero cuando Satanás piensa que ha vencido y que la iglesia de Cristo esta más débil y moribunda; la palabra de Dios siempre va a surgir con más fuerza, y no es que se haya ido, ella siempre ha estado presente, pero es en esos momentos en donde, miles y miles de cristianos empezaran a escucharla con más fuerza y a buscar el consuelo en ella y en los medios de gracia que Dios nos da para entregar y fortalecer la Fe Salvadora en Cristo Jesús.

(Hoy, nuestra comunidad en Madrid es asediada por un virus que no podemos ver, y que se ha llevado a muchas personas. Esta comunidad es de las más afectadas en Europa y, aun así, sin tentar a nuestro Dios, seguimos predicando su palabra, y seguimos administrando sus sacramentos.) Su evangelio sigue resonando en los corazones de cada creyente como lo hizo hace más de 500 años en la catedral de Wittemberg, como lo hizo hace más de 2000 años en la cruz del Calvario; un evangelio de Gracia y Perdón, que aunque cielo y tierra se estén cayendo, el evangelio eterno de Dios permanecerá para siempre.

Y uno de los grandes temas en este evangelio, y también de la reforma es sobre la permanecía en Cristo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;”(Jn.31.b)

Pero ¿Qué significa permanecer? – en términos simples– “es estar en un sitio” o “quedarse en un lugar” pero en las escrituras, la palabra permanecer va más allá de esto, esta palabra tan simple nos muestra el carácter y el plan de Dios, que es para siempre; que nunca cambia, que se ha entregado por nosotros para darnos perdón; y ese mensaje es el que se predica y se atesora en los corazones.

Jesús nos esta llamando a permanecer en él, y lo hace en un contexto donde hay una gran división y crisis de fe por parte del pueblo judío. Había unos que “creían en Jesús” y otros que definitivamente no confiaban en ninguna de sus palabras. Y Jesús, hablándole a estos que “creían” les enseña lo que es ser un verdadero discípulo y un falso discípulo de Jesús.

Y para entender esta distinción, hay que comprender la palabra PERMANECER.

Hay muchos “creyentes” que profesan ser cristianos, que profesan seguir y creer en Jesús. Pero no solo hace falta conocer o creer en Jesús, sino que también hay que permanecer en él, hay que confiar en él, hay que aferrarse a él.

Hay muchos que dicen: “Yo creo en Dios, pero a mi manera” en realidad no permanecen en Cristo, porque toman la palabra de Dios y la aplican de acuerdo con lo que ellos creen que es bueno o no. Tal y como lo hacían los judíos. Ellos creían en Dios, pero a su manera, y su manera era rechazar a la verdadera simiente de Abraham, Cristo mismo, el Hijo de la Promesa, y se creían salvos y libres por ser “descendientes de Abraham”, pero recordemos que Ismael también fue hijo de Abraham, pero hijo de la esclava, quien no permaneció junto con Abraham por perseguir a Isaac, al hijo de la promesa.

Y así hacen los falsos discípulos, persiguen a la iglesia de Cristo, que disfrazados de cristianos tratan de buscar divisiones, problemas y engaños. Tratan de cerrar las iglesias o hacerla hacer cosas que no son propias de ella y del cristiano. Como hizo Roma en su momento, pervirtiendo y ocultando el evangelio eterno de Dios. Engañando al pueblo como los falsos judíos en las obras de la ley. En buscar otros medios para ser salvos fuera de Cristo y de su cruz.

Aquel que sucumbe ante el pecado y se siente cómodo en engaños, mentiras y falsedades en su vida. No es diferente a estos judíos, y como dice Jesús, el falso discípulo (el esclavo) no tiene pertenencia en la herencia, no permanece en la casa de Dios.

Pero ¿Cómo podemos permanecer en Cristo si no puedo estar en su casa, si no puedo ir todos los domingos para recibir el cuerpo y sangre de Cristo, si mi fe es débil y dudo de él?

Como dijo Lutero en la primera de sus 95 Tesis: “Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: “Haced penitencia…”, ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.” Y la palabra penitencia aquí, se refiere al arrepentimiento, a reconocer que soy pecador, que soy imperfecto, que tengo necesidad de un salvador; que soy esclavo del pecado y que mi Señor, que fue levantado en la cruz del Calvario, me ha perdonado y me ha librado de todos mis pecados. Es reconocer que todos los días, a todas horas, necesito ir a las aguas de mi bautismo y saber que en ellas he sido limpiado y perdonado y que, por medio de esas aguas, por medio de la Cruz que fue puesta en mi frente y pecho, tengo un nombre, uno mas grande que el nombre luterano, y es el nombre de CRISTO. De Jesús….

…que es la simiente prometida en Genesis 3.15. Jesús es el Hijo de la Promesa que fue sacrificado. Jesús es ese Isaac, descendiente de Abraham, que ahora nos hace sentarnos con nuestro Padre en la misma mesa y nos hace permanecer en la verdadera fe por medio de su Cruz.

Porque permanecer es pertenecer, es ser un hijo de Dios, es ser un verdadero creyente y discípulo. Permanecer en Cristo es saber que pertenezco a la una Santa Iglesia Cristiana, a su linaje escogido, es saber que este pulpito y este altar es mío, porque de Él recibió el perdón de todos mis pecados, por medio de la palabra de Jesús.

La reforma no es celebrar a Lutero, o sentirse orgullosos porque somos linaje de Lutero. Ese no es el sentido de este día y de ser luteranos, en las palabras del Pastor Daniel Preus: “Soy luterano por la misma razón que soy cristiano. No es por elección sino por Gracia”, Por la gracia de Dios, es que somos ahora linaje escogido, es que podemos llamarnos cristianos y linaje de Abraham. Y todo esto es por fe, para que nadie se gloríe.

Tu y yo somos hijos de Dios, y ser hijo de Dios no significa solamente permanecer, de estar en un sitio o de quedarse en un lugar, es permanecer de pertenecer de ser llamados discípulos de Jesús y de su palabra. Es saber que somos como niños que necesitamos estar todo el tiempo bajo el cuidado y el abrigo de Dios. Es saber que conociendo lo que Cristo ha hecho y confiando en que es mi Señor, soy libre de las ataduras del pecado.

Eléutheros es el termino en griego para hablar de libertad, y tu y yo que somos luteranos, somos libres, porque sabemos que la salvación es solo por la obra de Cristo en la Cruz del calvario.

Jesús es nuestro Señor, al que le pertenecen absolutamente todas las cosas, y Él, el Hijo de la Promesa, no es egoísta, nos da de lo que es suyo y nos hace coherederos de todo lo que es de Él.

El cielo es tuyo por causa de Cristo, la corona de la vida es tuya por la fe en Jesús, tienes asientos celestiales por la gracia.

Si, puede que pienses que hoy sea una reforma “atípica”, pero la reforma siempre ha sido en marcos de tragedias, de persecución, de incertidumbre. Pero no te preocupes por el mañana. Ve que hoy eres una nueva criatura en Cristo, que has sido librada de todas las ataduras del pecado, (y hoy, cuando te acerques a su mesa, agradécele porque por esa sangre, tienes el completo perdón de tus pecados,) y eso te hace libre, porque crees y confías en la verdad que es Cristo (presente, dando su cuerpo y sangre para el perdón de tus pecados , y) así, cuando cantes el himno final, recuerda “los hijos, la mujer, todo ha de perecer, pero de Dios el reino queda”

A ese único Dios y sabio Dios, que nos hace permanecer en su palabra para ser libres, sea toda la honra y gloria, por siempre y para siempre. Amén.

Categories SERMONES | Tags: | Posted on octubre 26, 2020

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